October 27, 2022| PDF
Es inquietante que después de un aplazamiento de casi ocho años, el estado de Arizona ha empezado a llevar a cabo ejecuciones y ahora hay una programada para Murray Hooper. Desafortunadamente se espera que más ejecuciones se lleven a acabo en el futuro próximo.
Como se ha indicado anteriormente, los obispos de la Conferencia Católica de Arizona (ACC) nos mantenemos firmes en nuestra oposición a la pena de muerte, especialmente en esta era moderna. Al hacerlo, nos unimos al Papa Francisco, quien ha abogado por el fin de la pena capital mundialmente.
Sin embargo, en primer lugar, al hablar de la pena capital, es fundamental no olvidar nunca los horribles crímenes cometidos y la terrible pérdida experimentada por las familias de las víctimas. Nuestra preocupación es por todas aquellas personas que son víctimas de crímenes tan atroces, y apoyamos que se les dé una atención compasiva y asistencia profesional a las familias y los seres queridos de las víctimas. ¡Oramos fervientemente por su sanación y que nunca nos olvidemos de sus necesidades!
Como obispos, nuestra principal oposición a la pena de muerte tiene sus raíces en la enseñanza de la Iglesia Católica que toda persona ha sido creada a imagen y semejanza de Dios. Por esta razón, nos vemos obligados a defender la sagrada dignidad de toda vida humana.
También somos conscientes de los muchos problemas asociados con la pena de muerte que están en conflicto con los conceptos de la dignidad humana y la aplicación igualitaria de la ley. Específicamente, en todo el país, incluido el estado de Arizona, el uso de la pena de muerte es problemático porque a menudo está influenciado por factores geográficos y se impone desproporcionadamente a las personas de grupos minoritarios y de escasos recursos económicos.
Además, el riesgo de ejecutar a una persona inocente no es algo fuera de lo común. Más de 180 personas en los Estados Unidos han sido injustamente condenadas y sentenciadas a muerte y más tarde fueron exoneradas porque fue probada su inocencia. Solo en el estado de Arizona, diez personas han sido liberadas del corredor de la muerte después de que se encontraron pruebas de su inocencia.
La ejecución de presos también puede ser problemática porque puede negarles una última oportunidad de redención y salvación. Como católicos, creemos que todos nosotros, incluso el peor pecador, tenemos una oportunidad para pedir perdón y para reconciliarnos con Dios mientras vivimos. Mientras algunos reclusos en el corredor de la muerte sí buscan el perdón, la ejecución de otros les cierra esta puerta permanentemente.
Afortunadamente, vivimos en una época en la que las prisiones modernas crean un entorno que no requiere de la pena de muerte para mantenernos a salvo. Nuestra sociedad es capaz de hacer justicia y de proteger a su población de ser dañada.
Por consiguiente, la reanudación de la pena capital en Arizona es una propuesta extremadamente costosa que está plagada de muchos de los problemas mencionados anteriormente. Fomenta una cultura de la muerte que es demasiado común en nuestra sociedad y es algo que estamos llamados a rechazar.
Como obispos de la Conferencia Católica de Arizona, animamos a todas las personas de buena voluntad a unirse a nosotros para orar y abogar por el fin de la pena de muerte y por el alma de Murray Hooper ya que se acerca la fecha de ejecución.
Reverendísimo John P. Dolan
Obispo de la Diócesis de Phoenix
Reverendísimo Eduardo A. Nevares
Obispo Auxiliar de la Diócesis de Phoenix
Reverendísimo Thomas J. Olmsted
Administrador Apostólico de la
Santa Protección de María Eparquía Católica Bizantin
Reverendísimo James S. Wall
Obispo de la Diócesis de Gallup
Reverendísimo Edward J. Weisenburger
Obispo de la Diócesis de Tucson